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Tras la adopción de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural en 2001, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de mayo "Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo" (Resolución 57/249).
 
El día ofrece una oportunidad de profundizar nuestras reflexiones sobre los valores de la diversidad cultural para aprender a "vivir mejor" juntos. Es la razón por la que la UNESCO apela a los Estados Miembros y a la sociedad civil para celebrar este día asociando al mayor número de actores y colaboradores.
 
«La diversidad cultural es lo que aporta a nuestra vida su riqueza, color y dinamismo. Es una ventana cognitiva e intelectual y un motor de desarrollo social y de crecimiento económico.
 
diversidadEvidentemente, la diversidad cultural no es en sí misma un factor de paz y de progreso. Para ello es necesario un aprendizaje: el aprendizaje de la alteridad, la aptitud para salir de sí mismo y para dialogar, el reconocimiento del valor que atesora cada cultura.
 
El propósito de este Día Mundial es precisamente sensibilizar sobre estas cuestiones. Esta jornada nos invita a ir más allá de la simple constatación de la diversidad y a reconocer los beneficios del pluralismo cultural, entendido como un principio ético y político de respeto igualitario de las identidades y tradiciones culturales.
 
Este principio forma parte de la esencia de la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural aprobada por la UNESCO en 2001, en la que se reconoce la diversidad cultural como un componente del patrimonio común de la humanidad y como un factor de paz y de prosperidad. Las cuestiones que se abordan en esta Declaración, que se redactó tras los atentados del 11 de septiembre, siguen teniendo plena vigencia.
 
Se trata, en primer lugar, de la necesidad de proteger las diferentes formas de expresión cultural —lenguas, artes, artesanía, modos de vida...—, en particular las de los pueblos minoritarios, para evitar que sucumban al movimiento de uniformización que acompaña a la mundialización. Todos ellos son elementos esenciales que definen las identidades individuales y colectivas y, por tanto, su protección tiene que ver con el respeto de la dignidad de la persona humana.
 
Una segunda cuestión es la del acceso a la vida cultural de la comunidad o el país de cada cual. Cabe recordar que este derecho está consagrado en el artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo 70 aniversario celebramos este año: “Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”.
 
Si bien es cierto que la revolución tecnológica hace que numerosas formas culturales y artísticas sean más fácilmente accesibles, y que han aumentado de manera exponencial los intercambios entre todo el mundo, sigue existiendo un gran número de obstáculos para un acceso igualitario a los bienes y servicios culturales. Esos obstáculos afectan en particular a las mujeres, a las personas socialmente desfavorecidas o a las comunidades minoritarias dentro de su país. Por ello, con motivo de este Día Mundial, la UNESCO organiza en París una mesa redonda sobre esta cuestión crucial, la de cómo lograr que la cultura sea accesible para todos.
 
Por último, poder construir libremente su identidad, nutriéndose de diversas fuentes culturales, y poder difundir su patrimonio de manera creativa constituyen los fundamentos de un desarrollo pacífico y sostenible de nuestras sociedades. Se trata de un reto esencial para el futuro: integrar la cultura en una visión global de desarrollo. Esa es la apuesta de la Red de Ciudades Creativas, apoyada por la UNESCO: esta Red, formada por 180 ciudades de 72 países, tiene por objeto fomentar un modelo de desarrollo urbano sostenible, centrado en las artes creativas y basados en una cooperación activa entre ciudades de todo el mundo.
 
“No quiero que mi casa esté amurallada por todas partes, ni mis ventanas cegadas, sino que por ella circule libremente la brisa que me aportan las culturas de todos los países”. Con esta metáfora, el Mahatma Gandhi sugería que la cultura no es un patrimonio fijo, sino vivo, abierto a las influencias y al diálogo, que permite una adaptación serena a las transformaciones del mundo.
 
En este día de celebración, la UNESCO les invita a abrir puertas y ventanas al viento revitalizador de la diversidad» (Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO).
 
Fotografía: UNESCO